La aventura inicia en 1903, en la ciudad de Chicago, E.U. con James Kraft quién inicia su negocio de quesos. James fue el creador y el primero en patentar los quesos procesados en 1916. La expansión de su negocio se dio en la Primera Guerra Mundial a raíz de vender el queso procesado en latas al ejército americano, de ahí la denominación “queso americano”.